Seamos brutalmente honestos. Hay un rito de iniciación no oficial para todo viajero que pisa Nariño. No es escalar un volcán ni entender la letra de un bambuco sureño. Es sentarse a la mesa, mirar a los ojos a un plato legendario y hacer la pregunta: ¿me atrevo?
Estamos hablando del cuy.
Sí, sabemos lo que estás pensando. En tu país es una mascota adorable que se llama «Pompón». Aquí, en los Andes, es un manjar ancestral, un plato de fiesta y una leyenda culinaria. Probarlo es más que una comida; es una historia que contarás por años.
Como tus guías de confianza en Xplora360, estamos aquí para llevarte de la mano en esta aventura. Considera esto tu preparación psicológica.
El Momento de la Verdad: ¿Roedor o Manjar de los Dioses Incas?
Primero, un poco de contexto para calmar a tu conciencia. El cuy no es una moda extraña; ha sido una fuente de proteína crucial en los Andes por miles de años, mucho antes de que las vacas y los pollos se tomaran el menú. Es parte de nuestra herencia.
Ahora, a lo que vinimos. ¿A qué sabe? La respuesta más común es: «sabe a pollo». Pero es un pollo que fue al gimnasio, con un sabor más intenso y una piel increíblemente crujiente (que para los conocedores, es la mejor parte). Es carne magra, sabrosa y, cuando está bien preparada, es espectacular.

Dónde, Cómo y Por Qué: Los mejores lugares para tu bautizo con el cuy
No tienes que ir muy lejos. Encontrarás asaderos de cuy en las afueras de Pasto, en la vía a la Laguna de la Cocha, y en restaurantes especializados en comida típica. Verás cómo los doran lentamente sobre las brasas, un espectáculo en sí mismo.
¿El porqué? Porque viajar es salir de la zona de confort. Es probar, sentir y vivir la cultura local, no solo verla desde la ventana de un bus. Y esta es una de las experiencias más auténticas que tendrás.
Tips para no parecer un turista asustado
- Pídelo con confianza. Como si llevaras toda la vida haciéndolo.
- Se come con la mano. ¡Sin miedo! Olvídate de la etiqueta estricta. Aquí se trata de disfrutar.
- El acompañamiento es clave. Viene con papas cocinadas, crispetas y un ají de maní que es una maravilla. Úsalo.
¿Te gustó? ¿No te gustó? No importa, ¡tenemos el plan B!
Has completado el reto. Tienes la foto, la anécdota y el derecho a presumir. ¡Felicitaciones, sobreviviente!
Pero seamos sinceros, llevarte un cuy asado en la maleta es… complicado. Y un poco raro. Además, ¿Cómo explicas en la aduana ese recuerdo tan peculiar? Necesitas un trofeo. Un testimonio de tu hazaña que no necesite refrigeración.
El Cuy que SÍ puedes llevar en la maleta: Conoce los cuyes artesanales de Nariño
Ahí es donde tu aventura gastronómica se encuentra con el arte. En la tienda de Xplora360, hemos inmortalizado a nuestro amigo de cuatro patas de la mejor manera posible, una que te hará sonreír sin sentir ni una pizca de culpa.
Olvídate de las figuras genéricas. Te presentamos nuestros exclusivos cuyes de resina, pintados a mano por artistas locales, cada uno con una personalidad arrolladora. Son la fusión perfecta de la cultura, el humor y el arte de Nariño.
Conoce a nuestras estrellas:
- Los Cuyes Andinos: ¿Una banda de cuyes? ¡Claro que sí! Es el trío musical que no sabías que necesitabas, listos para una serenata con su bombo, charango y quena. Son la alegría de la música andina hecha figura.
- Los Cuyes Chefs y Pasteleros: En un giro irónico del destino, estos cuyes vienen con su gorrito de chef y su delantal, listos para cocinar cualquier cosa… menos a sus primos. Son un guiño divertido a la gastronomía que acabas de experimentar.
- Estos cuyes son el recuerdo perfecto. Tienen carácter, cuentan una historia y son una prueba irrefutable de tu paso por Nariño.



Más allá del Cuy: Otros platos que debes probar en Pasto
Ya que estás en la onda gastronómica, no te detengas. Prueba un buen frito pastuso, unas empanadas de añejo o un helado de paila hecho al instante. La cocina nariñense es un universo por descubrir.
Así que ya sabes. Atrévete, pruébalo y luego pasa por Xplora360 a buscar tu trofeo. Porque la historia de «me comí un cuy y sobreviví» no está completa sin el souvenir que lo demuestra.